“¡Canalla
marxista! Canalla marxista, repito, cuando os cojamos sabremos cómo trataros.
Os vamos a despellejar vivos. ¡Canalla, canalla!”. “Canalla rojo de Málaga,
¡espera hasta que llegue ahí dentro de diez días! Me sentaré en un café de la
calle Larios bebiendo cerveza y por cada sorbo mío caeréis diez. Fusilaré a
diez”. Así recordaba Gerald Brenan las alocuciones de Queipo de Llano en Radio
Sevilla durante su estancia en Málaga en los tristes años de la Guerra Civil. Así lo relató el autor británico en su Memoria
Personal 1920-1975.
Muchos
le adjudican un papel esencial en la estrategia mediática propagandística del
frente franquista. Demasiado mérito para tanto odio concentrado. Sin dudar, por
supuesto, de los efectivos resultados que las alocuciones de Queipo de Llano
proporcionarían al frente nacional, parece más bien que el general empleaba los
micrófonos para desatar toda su ira contenida y ejercer la radiopredicación del
odio, incitando a la violencia y despertando el terror de la población civil. Creo
que aquel hombre no había trazado estrategia alguna, sencillamente, y como
afirma Brenan, “no trataba de conseguir ningún tipo de efecto retórico, sino
que decía simplemente lo que se le pasaba por la cabeza”.
Queipo
de Llano, el general que tomó Andalucía por el bando nacional con una crueldad despiadada,
pronto se convirtió en la voz del miedo. A las diez de la noche las ondas de
Radio Sevilla trasladaban a los transistores los desahogos de este general
convertido en locutor. En el micrófono se deshacía en insultos y amenazas, y durante
la contienda aplicaba concienzudamente sus soflamas radiofónicas con la
crueldad prometida.
De estos méritos, y no de otros, obtuvo
Gonzalo Queipo de Llano su título de Marqués, otorgado por Francisco Franco en
agradecimiento a su decisiva intervención en Andalucía y que procuraría a
España 40 años de dictadura fascista. Y por estos méritos, y no por otros, el
ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, ha expedido el mismo título al
nieto del golpista sanguinario. Está claro que este post no va de políticos
moderados.
Esas palabras tan fuertes de Queipo de Llano hay que entenderlas en el contexto de un enfrentamiento armado. A lo mejor nos sorprenderíamos al escuchar lo que decían los del otro bando.
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