“Tradicionalmente, los medios de
comunicación habían sido considerados una fuente de contrastación crítica de
quienes ejercen el poder político”. Eso decía yo misma cuando abrí mi blog en
junio de 2011. Me equivoqué. Casi un año después me temo que tendré que
rectificar. La portada del diario La
Razón, hoy 9 de mayo de 2012, ha derribado de un plumazo este enunciado.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ53-mYUokH2NsRd2lINMhcs7MHS2n1DLNcWzMtNU7gcKl8z2USv2YdgQubWfNFphgedCN3qbmLxXenPm-sBRfo_YHsBMW81GGKzIjl6-R1tPUve1ako-WtLNGszpOiS1kEYne6NNhoVQ/s320/se-busca.jpeg)
Ni rastro de las motivaciones que
empujan a estas personas a protestar, porque La Razón hoy, y empiezo a
sospechar que seguirán por esta senda, ha decidido que los medios de
comunicación no son una fuente de contrastación crítica de quienes ejercen el
poder político, sino una herramienta de persecución ciudadana que recuerda a
otros tiempos.
A falta de una Ley de vagos y maleantes, todavía queda
la opción de denuncia pública de quienes se oponen a las medidas adoptadas por
sus gobernantes, y que dicho sea de paso, no tienen las herramientas tan
poderosas como es un medio de comunicación, necesarias para ejercer una defensa
pública de su honor.
“Hay que ver como una portada seria y
rigurosa, con datos incontestables, excita a los radicales. Un poco de tila y
sentido común”. Así respondía anoche en twitter a las críticas de su portada el
director de La Razón, Francisco Marhuenda,
tras haber publicado los supuestos trapos sucios de ciudadanos anónimos. Sin
duda, algunos se habrán tenido que tomar más de una tila, porque acudirán a las
protestas programadas a nivel nacional el próximo día 10 de mayo, con temor a
encontrar al día siguiente sus caras en la portada de La Razón.
Que grande eres, nadie lo podría haber dicho mejor. Ahora en lugar de que aparezcan criminales en los periódicos aparecen estudiantes. En cambio no aparece entre sus páginas cuantos años han tardado en sacarse sus estudios muchos de los miembros que conforman la platilla de "La Razón".
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