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La herramienta –llamémosle 2.0- de pronto se ha hecho tan esencial, que incluso el número de seguidores de candidatos y formaciones políticas se ha convertido en una especie de sondeo paralelo a los tradicionalmente empleados (http://www.abc.es/20110918/medios-redes/abci-rubalcaba-twitter-rajoy-201109181334.html).
Este modelo comunicativo se traslada también al ámbito académico, lo hemos podido ver quienes estudiamos en la Universidad de Málaga en las últimas elecciones a rectorado celebradas el pasado mes de diciembre.
Sin embargo, y centrándonos en la campaña que protagonizó la vencedora de estos comicios, Adelaida De la Calle, se advierten -¿por qué no decirlo?- errores de grandes dimensiones en su estrategia comunicativa. De una intensísima actividad twittera, De la Calle ha pasado a un ensordecedor silencio, algo que ya le han reprochado algunos de los estudiantes de la universidad a su rectora. Teorizando sobre esto, he llegado a la conclusión de que la ilustrísima Adelaida de la Calle ha sufrido un proceso similar al de Mariano Rajoy: de su casi omnipresencia por las facultades y pantallas de alumnos y personal docente y administrativo, ha pasado a la desaparición. Es lo que he tenido a bien denominar el “síndrome del candidato vencedor”.
Este terrible error conlleva unas terribles consecuencias y también un notable desconocimiento del uso de las redes sociales como medio de promoción. Es lo que da sentido a la emergente profesión del community manager. Y es que para comunicar hace falta algo más que buenas intenciones.
El twitter permitiría, en caso de haberse hecho correctamente, estrechar la cercanía de la rectora con el personal universitario. No consiste sólo en arrojar ideas y propuestas, sino establecer una relación directa con sus seguidores y darle continuidad. De otro modo sólo podría deducirse que la intención de acercamiento a la comunidad universitaria habría constituido una artimaña interesada para alcanzar por tercera vez el cargo.
Lejos de pretender prolongar su presencia en las redes, Adelaida de la Calle dio por zanjada esa relación con sus seguidores el 2 de diciembre. “Hoy es el día de mi palabra favorita: GRACIAS. A todos y a todas. Y también de trabajar…”. Este es su último mensaje al que - ¿por qué no?- podría haber añadido un “hasta nunca, porque ya no me interesan vuestras propuestas”. En el fondo, es lo que nos está diciendo con su silencio que dura ya un mes y medio.
Eso sí, evitando el empleo de un lenguaje sexista, y usando fórmulas políticamente correctas y también políticamente extendidas, nos agradece a ‘todos y a todas’ su victoria en las urnas – y sin caer en soluciones lingüísticas peligrosas como el uso de “miembros y miembras”-.
Nuestra rectora 2.0 tiene experiencia sobrada en ganar unas elecciones. Ya son tres victorias las que acumula, de ahí que se dirija a universitarias y universitarios, docentes y docentas. Sin embargo, todavía no maneja la regla principal del uso de las redes sociales como herramienta de promoción: dar continuidad a esa relación establecida, para que parezca real el inicial interés mostrado hacia sus seguidores por quien gestiona esa cuenta. Ilustrísima Rectora: nos vemos en twitter ¿dentro de cuatro años?.
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